El objetivo de este caso es escribir el tratamiento clínico de la tendinitis aquílea usando un láser terapéutico de clase IV de “alta potencia”.
Conclusión:
Este caso demuestra el potencial beneficio del tratamiento conservativo utilizando la tecnología de láser terapéutico de clase IV de alta potencia para disminuir los síntomas asociados a la tendinitis de Aquiles.
CASO DE ESTUDIO:
Mujer de 57 años. Se presentó en centro médico aquejada de dolores en el tendón de Aquiles, bilateralmente: en el izquierdo durante 2 años, el derecho durante uno. El dolor estaba localizado sobre la inserción del tendón de Aquiles.
En su historial: una cirugía artroscópica de la rodilla, bilateralmente; fumadora desde hacía 35 años; ningún caso de lesiones en los pies o tobillos. No podía recordar cómo había empezado.
Había hecho terapia física y le habían puesto dos inyecciones de esteroides en el tendón de Aquiles izquierdo y una en el derecho. Dijo que las primeras inyecciones le dieron 2 semanas de alivio, la segunda en el izquierdo, una semana. Cargar peso empeoraba el dolor, el descanso lo mejoraba. El nivel de dolor era menor al principio de la actividad y empeoraba con actividades prolongadas. Los AINE no aliviaban el dolor. No había un patrón diario que relacionara sus niveles de dolor.
La paciente medía 152,40 cm (5’4»), pesaba 99,80 kg (220 lb). Caminaba con dificultad, lentamente, y parecía sufrir. La revisión reveló sensibilidad al tacto en el tendón de Aquiles distal. Su ángulo Q medía 20 grados bilateralmente y tenía genu valgo. Su tipo de sangre es B positivo2. En posición estática de pie mostraba un desplazamiento medial del tendón de Aquiles, indicando pronación. La dorsiflexión era de 10 grados para ambos, derecho e izquierdo.
El examen algométrico no fue concluyente. A la paciente se le dio una VAS de 10 cm y se le pidió evaluar su dolor en términos de “peor dolor”, “mejor dolor” y “dolor actual”. Estas evaluaciones se hicieron en su última inyección de esteroides. El peor dolor en el izquierdo fue de 8,5 y en el derecho, de 9. El mejor dolor en el izquierdo fue de 5 y en el derecho, de 6.
La paciente fue aceptada para la terapia con láser.
El láser usado fue láser infrarrojo de clase IV, de onda continua (no intermitente). El láser emite un rayo rojo visible a una longitud de onda de 635 nm y un rayo láser infrarrojo a una longitud de onda de 980 nm12. Se usó una potencia de 7,5 W; se dio una dosis de 2250 J; se trató una área de 15 cm; la densidad de la energía fue de 0,5 W/cm2; el tiempo de tratamiento fue de 5 minutos a cada lado; y a una distancia de 2 cm.
La distancia del tratamiento se mantuvo fijando la vara stylus del láser para asegurar la distancia de tratamiento. El stylus se mantuvo ligeramente en contacto con la paciente. Se puso un retazo de tela de algodón sobre el tendón con un agujero de 3 x 5 cm, para conseguir un tratamiento consistente del área con el láser. Se puso un extremo abierto sobre la inserción de Aquiles y se extendió proximalmente. La paciente recibió cuatro tratamientos de láser en cada tendón de Aquiles. Los niveles de las VAS previos a la segunda sesión fueron:
Izquierdo: peor: 8; mejor: 6; actual: 6
Derecho: peor: 3; mejor: 3; actual: 3
Antes de la tercera sesión:
Izquierdo: peor: 5; mejor: 5; actual: 5
Derecho: peor: 3; mejor: 1; actual: 1
Antes de la cuarta sesión:
Izquierdo: peor: 4; mejor: 0; actual: 0.
Derecho: peor: 0; mejor: 0; actual: 0.
Una semana después:
Izquierdo: peor: 3; mejor: 0; actual: 0.
Derecho: peor: 0; mejor: 0; actual: 0.
La dorsiflexión fue de 15 grados para el izquierdo y 20 para el derecho.
Sobre el autor
El Dr. Koziej nació en Dayton, OH, y ejerce desde 1996. Una vez cruzó América en bici y desde entonces se ha mantenido en forma. Hoy ayuda a curar a atletas competitivos y a guerreros de fin de semana con su experiencia en biomecánica. El Dr. Koziej fue uno de los primeros en dominar la terapia de láser de clase IV en Kentucky y lo usa para complementar su experiencia con las técnicas de ajuste vertebral.